martes, 29 de mayo de 2012

¡Somos los campeones! ¡Campeones de Europa! (parte III de III)



El fin de una era  

Entrada la madrugada, una sombra alargada se dibuja contra la pared. El contorno de una figura humana apenas brilla bajo la amarillenta y tenue luz del alumbrado público de las calles de París. Una mano en el bolsillo del pantalón; de la otra, cuelga en un vaivén pendular, casi hipnótico, una botella de champagne vacía. La mirada fija en los baldosones, escrutándolos como si hubiera perdido algo y sin dudas que lo había perdido…

Es Jimmy Armfield, el técnico del Leeds, él tampoco pudo dormir esa noche. Ni siquiera lo intentó. Las imágenes de lo sucedido horas antes en el campo de juego, se hubieran repetido en su mente una y otra vez hasta el cansancio, prolongando la angustia, la impotencia, la agonía. “Nadie sabía que hacer ni adonde ir esa noche”.”Necesité alejarme do todo por un momento” escribió más tarde para un medio británico.

Las medallas de los subcampeones quedaron inmóviles sobre la mesa del vestuario, mientras los jugadores se apresuraron a subir al colectivo que llevó a la delegación hasta el hotel. En medio de un silencio desolador, rasgos de abatimiento y dolor invadían sus rostros, al mismo tiempo que sus corazones  padecían, víctimas de la injusticia y el desconcierto. Sabían íntimamente que esta era la última oportunidad que tendrían en sus vidas de alcanzar este logro y sentían que habían sido privados de forma ilícita.

Armfield estuvo sentado en el banquillo del Leeds durante todos y cada uno de los partidos de la expedición europea que acabó de manera tan trágica y dolorosa, pero nadie, ni por asomo, podría aventurar que ese era “su” equipo.  Era el equipo de Don Revie, el hombre a cargo del Leeds desde 1961, cuando de a poco dejó ser jugador para convertirse en el director técnico. Esa fue su casa hasta mediados de 1974, cuando dejó el club sólo para asumir el trabajo que alguna vez llegó a soñar, tomar las riendas de la selección de Inglaterra.

Revie impulsó una revolución futbolística que prácticamente refundó la institución, la llevó desde los últimos puestos de la Second Division a la élite del football europeo. Forjó la más talentosa y ganadora generación de jugadores del Leeds, donde muchos de ellos estuvieron más de 10 años cosechando éxitos. Cinco titulares de la final en París, habían conseguido el ascenso una década antes. Como un artesano ante la obra maestra a la que le dedicó los mejores años de su vida, Revie juntó las piezas, las moldeó, las pulió y puso cada una en el lugar indicado, así construyó ese equipo, que alzó cinco trofeos nacionales.

El reemplazante de Revie fue Brian Clough, pero el jovén y exitoso entrenador, de alto perfil mediático y declaraciones altisonantes, tenía una disputa personal con su predecesor, y los “muchachos de Don” le dieron la espalda cuando después del primer entrenamiento Clough les dijo a sus dirigidos que “podían tirar todas las medallas que habían ganado a la basura”, porque en su particular concepción de este deporte, las habían ganado con malas artes. 44 días de tensión y malos resultados bastaron para que Clough y su altanería sean despedidos por la directiva.

Luego de un breve interinato tras la conflictiva y tempestuosa salida de Clough, llegó el turno de Jimmy Armfield. El flamante DT,  rápidamente fue invitado por Revie a una reunión, en el hotel en que se alojaba la selección de Inglaterra. En ese encuentro el mensaje no pudo ser más claro: “Todo lo que tiene que hacer con esos jugadores, es mandarlos a la cancha y ellos harán el resto. Usted podría sentarse en la tribuna y a fin de mes recibir su cheque, son  los mejores jugadores del país”. Armfield lo cumplió casi al pie de la letra.

El 28 de mayo de 1975 fue la fecha de vencimiento del “Super Leeds”. Con la amarga derrota ante el Bayern, la promesa de Revie de que algún día su equipo reinaría en Europa, nunca se completó. Al final de la temporada, el equipo terminó en noveno, (la peor colocación en la última década) y en los tres años siguientes  se produjo una sangría de13 jugadores, de los cuales 10 jugaban en sus respectivas selecciones.

Cómo un castillo de naipes todo se derrumbó vertiginosamente. El club entró en el tobogán de la mediocridad y la cuesta abajo no se detuvo hasta que el Leeds sufrió el descenso. Para el recuerdo de los hinchas, y para la historia del club, quedaron las vitrinas pobladas, pero un espacio aún permanece vacío, a la espera de que algún día llegue “La Orejona”.   

. 

5 comentarios:

Orgullo Benfiquista dijo...

Grandes reportajes sobre el Leeds felicidades ;)
Un Saludo

Machaco dijo...

Magníficos tres artículos que me llevan a mi infancia.
Se trata de una de las finales que pude ver en repetidas ocasiones a lo largo de los años...
Siempre me quedará la incógnita de saber que hubiera pasado si en lugar de Jimmy Armfield, el inquilino del banquillo hubiese seguido siendo Don Revie...
Grande, muy grande la historia de Leeds United.
Por el bien del futbol, hace falta que vuelva por sus fueros...

Lazialle dijo...

Antonio: Muchas gracias!

Machaco: Yo me pregunto que hubiera pasado si nos pitaban el penalty y nos convalidaban el gol de Lorimer...
Gracias por tus palabras y que bueno volver a verte escribir.

Saludos!

asmith17 dijo...

una pena esa champions, y la que nos eliminó el valencia en semifinales también pero... volveremos!

Lazialle dijo...

Asmith17: Aunque sea ante el Valencia perdimos en buena ley, pero esta final, pufff, fue un robo a mano armada...